Es una subespecialidad de la Ortopedia y Traumatología que se encarga de tratar lesiones y trastornos músculo-esqueléticos de los niños y adolescentes.
Es importante recordar que durante esta etapa los músculos y huesos se encuentran en pleno desarrollo, por lo que no ser atendidos de manera especializada pueden tener consecuencias más adelante.
En el diagnóstico y prevención de un problema ortopédico en la infancia, obteniendo un mejor tratamiento y una corrección rápida de enfermedades como:
• Deformidades de columna, brazos, pies o piernas
• Displasia de cadera
• Alteraciones de marcha (diferencia de longitud de miembros)
Realizar un examen físico completo con un especialista permite detectar problemas que pueden pasar desapercibidos y cuyo tratamiento oportuno puede cambiar completamente el resultado.
La displasia de cadera es el término médico que se utiliza para describir la patología de la articulación de la cadera, la cual puede ir desde una leve laxitud e inestabilidad hasta una luxación completa. Se puede presentar desde el nacimiento y durante los primeros meses de desarrollo.
El número de casos actualmente la coloca como la patología más común al nacimiento.
Afecta aproximadamente a 5 de cada 1000 recién nacidos.
La prevención y el diagnóstico temprano son la clave para realizar un tratamiento sencillo antes de que la cadera se disloque y quede fija en forma incorrecta provocando desgaste prematuro de la misma.
Si el Pediatra o médico de atención inicial detecta datos de inestabilidad se deberá de realizar en la primera semana, si no hay ningún dato de inestabilidad o luxación lo ideal es realizarlo entre la 4a y 6a semana de vida
La displasia o luxación de cadera generalmente puede ser diagnosticada con el examen de rutina que realiza el pediatra en cada consulta; sin embargo existen condiciones en las que la afección es indetectable con las maniobras convencionales, por lo que se recomienda realizar el ultrasonido de cadera a todos los bebés desde la tercer semana de vida y hasta antes de los 6 meses de edad, sobre todo en los siguientes casos:
● Todas las niñas
● Si el bebé viene sentado estuvo sentado durante mucho tiempo del embarazo
● Primer embarazo
● Antecedentes familiares de patología de la cadera
● Peso al nacer mayor de 4 kg
● Chasquido o sensación de “Clic” en la cadera o con asimetría de pliegues
El estudio debe ser realizado por un médico radiólogo u ortopedista pediatra con adiestramiento en ultrasonido de cadera.
El ultrasonido de cadera es un estudio inofensivo e indoloro para el bebé y le brinda al médico una adecuada imagen de la articulación de cadera
A pesar de que la displasia de cadera es una patología muy común, esta puede ser tratada de manera exitosa en la mayoría de los casos si es detectada a tiempo.
Una vez detectada la displasia de cadera, tu bebé deberá ser tratado con un aparato ortopédico conocido como Arnés de Pavlik, el cual ayudará a sus caderas a permanecer en la posición idónea para su adecuada corrección.
Este aparato no le generará ninguna molestia al bebé y hoy en día es considerado el mejor método de tratamiento a nivel mundial.
El tratamiento debe ser llevado de manera estrecha por un Ortopedista Pediatra con entrenamiento en ultrasonido, con la finalidad de darle el mejor seguimiento posible.
Es una deformidad muy frecuente en la infancia y hace referencia a la deformidad angular de la rodilla, en donde se desvía hacia dentro de su eje mecánico (rodillas metidas)
El genu valgo en la gran mayoría de los casos es fisiológico y se corregirá durante el crecimiento del niño, no requiere de tratamientos como zapatos ortopédicos o virones.
Cercano a la pubertad (12 años) y si persiste la deformidad será necesario evaluar su corrección, la cual se hace de una manera sencilla usando una placa y tornillos en la zona de crecimiento del fémur. A este procedimiento se le llama crecimiento guiado o Hemiepifisiodesis
Se introducen por heridas relativamente pequeñas (2.5 cm aprox) por el área interna de la rodilla.
El procedimiento permite caminar, flexionar y en unas semanas continuar con el ejercicio habitual del paciente
Logrando la corrección es importante el retiro de las placas, de lo contrario podemos sobrecorregir o incluso desarrollar una deformidad contraria (genu varo).
Conocido también como piernas zambas es la desalineación contraria al valgo, donde una rodilla se separa de la otra, si afecta las dos rodillas observamos piernas arqueadas en forma de paréntesis.
En las piernas con ejes alineados el reparto de cargas se realiza de manera equitativa, cada pierna soportando la mitad de nuestro peso corporal. Sin embargo cuando el reparto de cargas se ve afectado incrementa la carga en una de las piernas sobrecargando y desgastando prematuramente las articulaciones.
Pueden ser normales según la edad del niño y suele corregirse durante el proceso de crecimiento, sin embargo, si permanece a la edad de 6-7 años es necesario acudir con un especialista.
Las causas más comunes para estas afectaciones son de tres tipos:
Postraumática: Una lesión que afecta la estructura y no se recupera correctamente
Hereditaria: Cuando existen antecedentes familiares de estos problemas.
Mecánica: Por desequilibrios o desajustes al caminar o correr
Estructural: Cuando una pierna es más larga o corta que otra
Se diagnostica con una exploración física con un especialista, así como un estudio biomecánico de la marcha y pisada que examina el funcionamiento y alineación de la rodilla al caminar y correr.
También se pueden requerir pruebas de diagnóstico por imagen para conocer el estado de las estructuras internas de la rodilla, tanto blandas como ligamentos y tendones y duras como hueso y cartílago y así elegir el mejor tratamiento o intervención para el caso.
Acudir con un especialista que determinará la patología y el mejor tratamiento a emprender, que puede ir desde el uso de plantillas correctivas hasta una intervención quirúrgica.
Es una deformidad muy frecuente en la infancia y hace referencia a la deformidad angular de la rodilla, en donde se desvía hacia dentro de su eje mecánico (rodillas metidas)
Es un conjunto de trastornos de la alineación del pie. Hay dos tipos de pie plano: el flexible que es una estructura esquelética normal pero con mucha flexibilidad en sus articulaciones. Se caracteriza por que cuando el niño se pone de pie de pie y apoya su peso el puente se hunde y el talón se desvía hacia afuera.
Es flexible porque hay movilidad de las articulaciones del pie y su capacidad para corregir estos trastornos de alineación.
La mayoría de los pies planos flexibles no causan dolor o sintomatología, cuando la hay es dolor en el pie, tobillo o en la parte inferior de la pierna y deben ser evaluados por un médico.
El pie plano rígido se caracteriza porque existen uniones anómalas entre los huesos del pie, lo que provoca una deformidad con menor altura del arco longitudinal y una desviación en valgo del talón.
Los pies planos rígidos o dolorosos requieren de la evaluación por parte de un especialista.
Entendemos el pie plano como una disminución de la altura del arco longitudinal plantar.
En la actualidad el Gold estándar del tratamiento es utilizar el Método Ponseti, el Dr Ignacio Ponseti publicó su primer trabajo desde hace más de 50 años.
Siguiendo el método al pie de la tabla los resultados que esperamos serán muy buenos, siempre será recomendado que lo realice un médico certificado en el método.
El Método Ponseti consiste en colocar yesos específicos para corregir en forma ordenada las deformidades del pie, Cavo, varo, aducto, equino, los yesos se cambian cada semana para la corrección progresiva.
En el 97% de los casos se requiere de realizar una tenotomía, es un procedimiento en el cual se corta el Tendón de Aquiles para lograr la corrección de la deformidad en equino, este último yeso se dejará 3 semanas.
Después de retirar el último yeso viene la fase de mantenimiento, utilizamos una férula de abducción que nos ayuda a que la deformidad no regrese (recidivas).
Está férula se utilizará hasta los 5 años de edad, usándola 12 horas al día cuando el paciente duerme.
Los accidentes y lesiones son un problema de salud pública. En los primeros 16 años de vida el 42% de los niños y 27% de las niñas pueden presentar una fractura.
Una fractura es una ruptura parcial o total del hueso, cuando sucede se clasifica en abierta o cerrada. La fractura abierta es cuando el hueso atraviesa la piel o existe una herida que deja ver el husto a través de la piel, la cerrada o simple es el hueso quebrado pero la piel intacta.
Las fracturas ocurren cuando se aplica en el hueso una fuerza mayor a la que puede absorber. Las rupturas se pueden generar por caídas, traumatismos o como resultado de un golpe.
Los huesos en los niños son diferentes a los de los adultos porque:
● Se curan mucho más rápido.
● Los huesos de los niños son más blandos y tienen a curvarse o doblarse más.
● Los niños tienen placas de crecimientos en los extremos de los huesos, una lesión mal tratada puede generar con el tiempo diferencia en extremidades o malformaciones.
Los síntomas son:
Dolor, inflamación, deformación y dificultad para mover el área afectada.
El médico especialista realizará un examen físico y aplicará pruebas de diagnóstico como lo son: radiografía, resonancia magnética o tomografía (dependiendo del caso).
El tratamiento depende de la magnitud de la fractura, edad y estado de salud del niño.
Férulas o yesos: que inmovilizan la zona lesionada y permiten su alineación y curación.
Cirugía: Necesaria para volver a colocar huesos rotos en su lugar y fijarlos con varas o grapas, así como cuando hay fragmentos de hueso.
Tracción: Que es la colocación de poleas, cuerdas y pesas para estirar los músculos y tendones alrededor del hueso roto y permitir que los extremos se alineen y consoliden.
Una luxación es cuando se fuerza demasiado un ligamento, provocando que los extremos de los huesos conectados se separen.
● Dolor en el área lesionada
● Inflamación
● Dificultad para mover la zona lesionada
● Moretones o enrojecimiento
A través de un examen físico por un especialista y estudios de imagen como: radiografía o resonancia magnética.
Férula: Inmovilizando la zona para facilitar su alineación y curación.
Tracción: Con la colocación de poleas, cuerdas y pesas a una cama para estirar los músculos y tendones alrededor de los extremos del hueso.
Cirugía: Ésta únicamente cuando las luxaciones son repetidas o hay un desgarre grave
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